sábado, 7 de mayo de 2011

La fórmula socialista para Venezuela

Por Pedro Elías Hernández

El proceso de desinversión y de descapitalización en país durante las últimas 3 décadas ha sido gigantesco. Echando un vistazo a las cifras que nos brindan los estudios del profesor Asdrúbal Baptista, tenemos que en el período de 1950 a 1978, la inversión privada promedio fue de 17% del Producto Interno Bruto (PIB), mientras que de 1979 a 2001 bajó a 8% del PIB. En la actualidad sólo alcanza el 4% del producto. En lo referente a la inversión pública, de 1950 a 1981 la misma alcanzó en promedio un 9% del PIB, pero entre 1981 a 2001 cayó a 5% del PIB. En el presente la inversión del Estado venezolano se mantiene en ese mismo 5% del producto. La conclusión es obvia: en Venezuela los fondos destinados a la inversión de capital son hoy por hoy 50% menores a los que había hace 30 años atrás.

Desde principios de la década de los 60 del siglo pasado, el crecimiento promedio de nuestra economía fue de 1,5% anual y el incremento de la población fue de 3% anual. Como consecuencia de este fenómeno económico, desde 1960 hasta el año 2009, el PIB venezolano se duplicó, pero la población del país se cuadruplicó. Esto quiere decir que los venezolanos de hoy producimos cada uno sólo el 50% de lo que producíamos hace 50 años. En otras palabras, somos la mitad de ricos de lo que fuimos o el doble de pobres.
Analizando un período de tiempo más corto tenemos que en los últimos 12 años, a pesar de haber experimentado una prolongada bonanza petrolera, la producción por habitante en el país creció a un ritmo de 0,4% anual, mientras el consumo por habitante aumentó en un 3% por año. Todo esto nos pone frente a una inexorable tendencia al empobrecimiento, ya que una sociedad que no invierte, no produce y se limita a consumir, va reduciendo su base material y por ende disponiendo de cada vez menos recursos económicos para su sustento.
La caída en flecha de la inversión de capital y de la producción, sobre todo en el sector privado venezolano, ha hecho que el Estado, a pesar que tampoco invierte mucho, sí concentre en sus manos buena parte de la riqueza y de los activos productivos del país. Obviamente el control que tiene sobre la industria petrolera, le permite tener una fortaleza económica avasallante sobre el resto de la sociedad.
ACHICAR LA OFERTA PRIVADA
Con el control de cambio funciona la ley del embudo, lo grueso para el gobierno y lo angosto para los ciudadanos, ya que las importaciones del sector privado disminuyeron aproximadamente un 15 durante 2010, mientras que las que realizó el sector público aumentaron en casi un 50%. Esto quiere decir que se establece un régimen de racionamiento de divisas que estrangula la economía privada y privilegia al Estado.
La iniciativa del gobierno de llevar la penetración de la red Mercal y Pdval a más de un 50% de la población, apunta a tratar de reducir en el mercado interno la oferta privada de productos alimenticios y otros bienes como equipos electrodomésticos, etc Igualmente, la agresiva ofensiva por controlar las instituciones financieras del país, con el Banco de Venezuela a la cabeza, ha hecho que el sector oficial ya concentre el 25% de la intermediación bancaria y desde luego ejerza un importante control sobre la oferta de créditos. También se ha tomado recientemente la decisión de concentrar en el gobierno la importación de rubros básicos como trigo, maíz, azúcar y otros. Haciendo la suma, si controlas la distribución de alimentos, la importación de los productos de consumo masivo y además el sistema crediticio, no se moverá una hoja en Venezuela sin la intervención estatal.
El control de cambio, que no es otra cosa que un racionamiento de divisas, se pondrá al servicio de este propósito. Se les darán privilegios a las importaciones que haga el sector público, mientras se restringirán las privadas, tal y como ya lo estamos viendo. Las compras externas que más cayeron por parte del sector privado, según reporta el Banco Central de Venezuela, fueron precisamente las de alimentos, bebidas no alcohólicas y aparatos eléctricos. En un país en donde cada vez se produce menos y se depende cada vez más de lo que se importa, es evidente lo que sucederá.
CONCENTRACIÓN MONOPÓLICA
Lo que pretende el gobierno socialista es concentrar todo lo que pueda dentro del sector financiero y de producción, distribución y expendio de alimentos, principalmente. De allí las expropiaciones de las empresas Cativen (que agrupa a las cadenas de supermercados CADA e Hipermercados Éxito) y de Friosa, ambas importantes negocios dedicados a la distribución y expendio de productos alimenticios de consumo masivo, al igual que la del Banco de Venezuela. El ejecutivo ya domina más del 30% de la distribución de alimentos y, como ya dijimos, más de una cuarta parte de la intermediación financiera, lo cual representa un monopolio gigantesco.
La idea que persigue el gobierno desde que creo el FONDEN en el año 2005 y otros tantos fondos más como el fondo Miranda y el fondo Chino, es tener una inmensa cantidad de dólares a su disposición para tratar de monopolizar la capacidad de compra externa de la república. Tal cosa convertiría al Estado en casi el único comprador de mercancía importada ya que las divisas que ingresan al país las controla en un 95% el Ejecutivo Nacional a través de PDVSA. En el alto gobierno piensan que si la mayoría de los dólares son de ellos, por qué compartirlos con el sector privado.
Todas estas iniciativas gubernamentales podrían terminar en una absoluta dependencia por parte de los ciudadanos de lo que ofrezca el gobierno en materia alimentaria y crediticia. Si el Estado venezolano controla el crédito, el suministro de alimentos y por lo tanto el consumo, controlará a la gente. En esto consiste la fórmula económica socialista para controlar a Venezuela. Como es obvio, consumar tal propósito tenderá inexorablemente a generar opresión económica y también opresión política.
Fuente:http://informe21.com/blog/pedro-elias-h/formula-socialista-venezuela

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