Según Efraín Velásquez, presidente del Consejo Nacional de Economía, los ingresos adicionales derivados de los altos precios del petróleo están permitiendo al gobierno impulsar el crecimiento de la economía a través del gasto público. Sin embargo, esto propicia que la demanda sea superior a la oferta, lo cual ineludiblemente genera inflación.
Es entonces cuando se recurre a la política de control de precios con la ilusión de que de esta manera se acaba con la inflación, cuando en realidad, lo único que se hace es refrenarla. El gobierno ha mantenido durante ocho años una estricta política de control de precios que no ha evitado que la inflación acumulada en este tiempo supere el 430%.
Mucho ha criticado la pseudo revolución la política económica de la cuarta república. Sin embargo, se empeña en repetir y perpetuar sus errores. Tanto Lusinchi como Caldera aplicaron controles de precio para frenar la inflación de manera artificial con efectos tan desastrosos que no es desatinado decir que fueron la pólvora y el detonante que dieron vida al fenómeno de Chávez.
¿Será que el comandante presidente no se ha percatado de ello? No se puede negar que la suerte le ha acompañado al permitir que los precios del petróleo se ubiquen en niveles impensables hace una década y que le ha permitido dar rienda suelta a sus más aberrantes fantasías populistas. Con los precios actuales se ha asegurado mantener, aunque sea a muy duras penas, una política económica que nos está corroyendo desde los cimientos y que inevitablemente, tal y como ya ocurrió antes, se desplomará sin remedio. Es sólo cuestión de tiempo para que la situación se haga insostenible.
Fuente: La Patilla
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