Si la población de una nación crece porcentualmente más que la base material que sustenta su economía, tal fenómeno indica que el crecimiento económico real ha sido negativo, ya que hay más gente y se generan menos bienes y servicios. Esto lleva a que los ciudadanos tengan cada vez menos, pues cada vez producen menos. En otras palabras, la torta venezolana se duplicó en un lapso de 50 años, pero sus comensales se cuadruplicaron, por lo que las porciones a repartir de ese pastel se fueron haciendo cada vez más pequeñas
DINERO QUE NO VALE NADA
Otro dato importante para entender todo este asunto es que desde principios de los años 60 del siglo pasado hasta nuestros días, las autoridades del Banco Central de Venezuela aumentaron en más de 50 mil veces la oferta monetaria o la cantidad de dinero que circula en nuestra economía (dinero primario, dinero secundario o liquidez ampliada), la cual ha llegado hoy a la cantidad record de de 302 mil millones de bolívares fuertes o 302 billones de bolívares de los viejos. Al inicio del gobierno de Chávez esa liquidez estaba 15 billones de Bs de los viejos.
Estas cifras nos conducen a la siguiente conclusión: Los venezolanos de hoy producimos cada uno la mitad de los bienes y servicios que producíamos al comienzo de la década de los 60 del siglo XX, pero tenemos en este momento una montaña de dinero en manos del público 50 mil veces superior a la que teníamos en aquella época.
Tal realidad ha traído como consecuencia que la moneda venezolana se haya depreciado en medio siglo más de 100.000% aproximadamente (1000 veces) con respecto al dólar, y debido a la inflación acumulada, los precios hayan aumentado unas 6 mil veces (datos del BCV), pulverizando el ahorro interno, la inversión, la generación de empleos, la capacidad adquisitiva y de consumo privado. Para comprar algo que en 1960 costaba un
bolívar, se necesitan hoy unos 6 mil bolívares de los viejos aproximadamente. La cosa esta clara, con muchos más bolívares en nuestro poder, pero que valen cada vez menos, podemos adquirir cada vez menos bienes y servicios. Por ejemplo, con el salario base de 1960, un trabajador podía comprarse 8 arepas rellenas diarias, pero hoy, con el salario mínimo, aun con el incremento de 25% recientemente anunciado por el, Presidente Chávez, sólo puede comprar dos arepas y media. Estamos hablando de una caída neta en la capacidad adquisitiva de alrededor del 70%, debido a que los ingresos en el presente conservan nada más el 30% del poder de compra que alguna vez tuvieron.
EL CÍRCULO DE LA POBREZA
Para comprender mejor lo que ha experimentado nuestra economía en las últimas décadas resulta útil hacer el siguiente análisis: Si la población en las últimas 5 décadas creció cuatro veces, el PIB aumentó dos veces (crecimiento real negativo) y la masa monetaria total se incremento en 50 mil veces, entonces los precios debieron haber aumentado en realidad unas 25 mil veces. Esta cifra resulta de dividir la cantidad de veces que aumentó en Venezuela el volumen del dinero total (50 mil veces), entre la cantidad de veces que aumento el PIB en el referido período de 50 años (2 veces). Pero las cifras oficiales del BCV dan cuenta de apenas un aumento de precios de 6 mil veces, como ya habíamos señalado antes. En consecuencia, los precios no se incrementaron todo lo que debieron debido a la pérdida masiva de poder de compra de la población y desde luego del consumo, lo cual constriñe la inversión productiva y en consecuencia la generación de empleos. . Esto es lo que los economistas llaman “el círculo de la pobreza”. Si los precios debieron aumentar 25 mil veces y en realidad aumentaron 6 mil veces, la diferencia entre una y otra cifra constituye el índice de empobrecimiento real medido en términos de ingresos, es decir, 83%. Es una manera poco ortodoxa de calcularla, pero muy efectiva para apreciar el efecto devastador de veste fenómeno en la microeconomía del ciudadanos común. Fíjese el lector que este porcentaje de empobrecimiento real se aproxima a aquel otro cuando citamos el ejemplo de las arepas.
Este círculo de la pobreza , opera de la siguiente forma: La caída del consumo hace que se genere un proceso de desinversión por parte de las empresas ya que se reduce el universo de consumidores y por ende se constriñe la demanda de bienes y servicios. Al no haber inversiones no se generan puestos de trabajo, frente a un aumento constante de la población económicamente activa. De esta forma las personas que salen a buscar trabajo no lo consiguen y se ven obligados a practicar la economía de la sobrevivencia, lo que hace que caigan sus niveles de consumo. Allí se cierra el círculo, para luego reiniciar su recorrido circular de infraconsumo, desinversión y desempleo.
RAQUITISMO ECONÓMICO
En 12 años (1999 - 2010) el crecimiento acumulado del PIB ha llegado a ser de un 27% aproximadamente, lo que significa que la economía en la última década creció nominalmente a un ritmo de 2,2% interanual aproximadamente. Si la población se incremento desde 1999 hasta el año pasado en un 22%, quiere decir que el crecimiento real acumulado de nuestra economía en el referido lapso (dividir el crecimiento del PIB entre el crecimiento de la población) es de apenas un 5% en 12 años, 0,4% anual. Todo esto quiere decir que en más de una década, disponiendo de una enorme renta petrolera que llegó a niveles de 300 mil millones sólo por concepto de ingreso fiscal, se
experimentó un crecimiento verdaderamente raquítico. Los países que logran sacar de la pobreza a cantidades significativas de sus habitantes crecen económicamente a un ritmo de 10% anual de forma nominal y por lo menos obtienen un incremento real de su actividad económica y de su producción de 5% interanual. Sinceramente nos falta mucho.
Pedroeliashb58@yahoo.com
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